Sé humilde.
Jesucristo explicó el verdadero significado de la humildad y dijo,
"Dos hombres subieron al templo a rezar, uno fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo se puso de pie y oró así consigo mismo: "Dios, te agradezco que no soy como otros hombres: exorcistas, injustos, adúlteros, o incluso como este recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana; doy diezmos de todo lo que poseo. Y el recaudador de impuestos, de pie a lo lejos, no quería ni siquiera levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: "¡Dios, ten misericordia de mí, pecador! Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido" (Lucas 18, 10-14).
Lección:
¡La verdadera humildad no se demuestra con palabras, se demuestra con acciones! Todos los cristianos están encargados de ser humildes para que Dios se complazca con nosotros. Debemos preferir que los demás sean tan importantes como nosotros, y debemos tratarlos con respeto. Además, no debemos tener prejuicios contra nadie, sino que debemos ofrecer a la gente sentido de los valores y ayudarles a darse cuenta de que son criaturas honorables hechas por Dios. También es importante que los cristianos hagan sus peticiones a Dios con respeto. No debemos rezar con arrogancia, sino que debemos humildemente presentar nuestras peticiones ante él, para que pueda conceder los deseos de nuestros corazones.
Oración:
Querido Dios, por favor hazme una persona humilde. Permíteme honrarte en todas mis actividades, y déjame respetar a los demás. Permíteme dar a
todas las personas un sentido de valor y hacerlas sentir importantes en su mundo. También rezo para que me enseñes a presentar humildemente el evangelio a todas las personas para que puedan creer en Jesucristo y ser salvados. Porque en el nombre de tu Hijo Jesucristo hago mis peticiones. Amén.
