Dios no se echará abajo para siempre...
Los israelitas que sobrevivieron a la guerra también disfrutarán de la paz del Señor. Dios prometió reintegrar a sus hijos perdidos a su herencia - con descanso y seguridad garantizados. Está escrito en las escrituras,
"Al mismo tiempo", dice el Señor, "seré el Dios de todas las familias de Israel...y ellos serán mi pueblo". Así dice el Señor: "La gente que sobrevivió a la espada encontró la gracia en el desierto... Israel...cuando fui a darle descanso" El Señor se me ha aparecido de antiguo, diciendo: "Sí, te he amado con amor eterno; por eso te he atraído con amor" (Jeremías 31:1-3).
Lección:
Dios es un Señor eterno de amor y misericordia, y siempre se mostrará misericordioso con sus propios hijos. No abandonará a sus hijos para siempre, pero les mostrará misericordia. Jehová restaurará a sus hijos de sus trampas, y los salvará en tiempos de crisis. Sin embargo, el Dios compasivo todavía espera que sus hijos se arrepientan; quiere que tengamos una mente renovada y un cambio de actitud antes de nuestra restauración. Es importante que un hijo de Dios se someta a Dios con un corazón humilde, y se arrepienta genuinamente de sus pecados. Cualquier individuo que humildemente se presente ante Dios será redimido. Está escrito "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28).
Dios extenderá sus brazos perdonadores hacia cualquier persona o grupo de personas que sean lo suficientemente humildes para arrepentirse de sus pecados. Él borrará sus pecados y revertirá sus castigos en ellos. Jehová cuidará de los pecadores arrepentidos y les dará moradas pacíficas.
Oración:
¡Querido Dios, me arrepiento de todos mis pecados! Hoy, me arrepiento de todas mis malas acciones, y vuelvo a ti de buena fe. Por favor, limpia mis pecados y redime mi alma. Dame un corazón piadoso para obedecer cuidadosamente tus instrucciones y servirte fielmente. De ahora en adelante, te entrego mi vida completa, y te serviré fielmente por el resto de mi vida. Por favor, devuélveme la alegría de tu salvación. Escribe mi nombre en el libro de la vida, y mantenme siempre apto para heredar tu reino. Porque en el nombre de Jesucristo hago mis peticiones. Amén.
