Alabado sea el Señor
Toda alma viviente debe alabar a Dios por su amorosa bondad hacia la humanidad. Un salmista anunciaba la bondad de Dios y proclamaba,
"¡Oh, dad gracias al Señor, porque es bueno! Porque su misericordia es eterna" (Salmo 118:1).
Lección:
Dios es el creador de todo lo viviente, y merece las alabanzas de su pueblo en todo momento. ¡La magnitud de su bondad hacia nosotros es indescriptible! Por lo tanto, toda nación, lengua y tribu debe cantarle alabanzas. Todos los pueblos deben expresar su gratitud al Rey de reyes y Señor de señores. Todos deberían cantar canciones de alabanza y apreciarlo por toda su bondad. De hecho, el Creador merece una ofrenda especial y una acción de gracias; cada persona viva debe ofrecerle una ovación de calidad. Que el alma viviente grite ¡Aleluya!
Oración:
Querido Dios, ¡qué grande y maravilloso eres para mí! Has convertido mi luto en un baile, y has dignificado mi vida. Eres mi esperanza viva, y mis alabanzas se dirigirán siempre a tu santo nombre. Alabaré y magnificaré tu nombre entre las almas vivas. ¡Cantaré, saltaré y gritaré aleluya a tu santo nombre para siempre! Por favor, concédeme siempre un corazón agradecido, y que tus alabanzas nunca salgan de mi boca. Dame el poder de alabarte hoy, mañana y siempre. ¡Que el cielo me reconozca como un faro de alabanza a tu santo nombre ahora y para siempre! Porque en nombre de Jesucristo hago mis peticiones. Amén.
